Por: Harlem Eupierre y Yordenis González
La costa meridional del archipiélago cubano quedó expuesta al Viejo Mundo a partir del segundo viaje colombino en 1494. Al Almirante le siguieron otros aventureros y conquistadores que marcaron el derrotero, asentado unas veces en elocuentes descripciones del paisaje costero, como en los diarios y bitácoras de navegación; y en otras, por los confusos contornos trazados en aquellos primeros mapas y cartas náuticas. Así, los mares quedaron para siempre surcados por rutas que interconectaban puertos y develaban lo incógnito del Nuevo Mundo, con su exuberante naturaleza y cultura.
En aquella época de descubrimientos, los referentes para la navegación se basaban más en la silueta al horizonte que en los inexactos instrumentos. Era entonces una práctica común que los mapas dedicados a guiar a los pilotos de las naves contasen con representaciones de hitos distinguibles desde la distancia. Aún perduran como topónimos ejemplos de conspicuos lugares de la geografía cubana: Yunque de Baracoa, Silla (ecuestre) de Gibara, Escaleras de Jaruco, Pan (de azúcar) de Guajaibón y en Cienfuegos, la Cabeza (Pico) de San Juan y las Tetas de Doña Tomasa.
Sin embargo, cuando la costa pareciera más regular aquellos marinos tenían que apelar a otros elementos menos perceptibles, y ahí entra la vegetación a desempeñar un rol determinante, cual es el caso de la Punta Mangles Altos.
Figura # 1. Representaciones de dos hitos para la navegación en el relieve de las costas de Jagua. A1– Cabeza (cima) de San Juan y B2 – Tetas (elevaciones) de Doña Tomasa.
Un fanal verde
Quien navegara desde Batabanó hacia el Este, por ejemplo como lo hiciera Alejandro de Humboldt en 1801 y Luis D’Clouet en su viaje fundacional de 1819; a la sazón, la ruta más utilizada, hasta inicios del siglo XX, para realizar un viaje rápido desde La Habana (Batabanó) hacia las ciudades portuarias sureñas cubanas: Cienfuegos, Trinidad, Manzanillo o Santiago y viceversa, sabría que un pequeño grupo particular de árboles siempre estarían calibrando el rumbo y corrigiendo la estimación del tiempo de viaje remanente. Un diminuto rodal del árbol mangle rojo (Rhizophora mangle) ha sido por varios siglos, para decirlo de algún modo, el primer faro3 que guiara la navegación por estas latitudes.
Figura # 2. Itinerario más rápido desde La Habana hacia el centro y oriente de la isla de Cuba, según mapa4 de Jacques Bellin, 1762. En amarillo Camino Real La Habana-Batabanó. En rojo Ruta marítima Batabanó-Jagua.
Con la ausencia de elevaciones u otros accidentes geográficos relevantes, la punta Mangles Altos fue quizá el lugar más llamativo en el tramo entre la bahía de cochinos y la bahía de jagua. De hecho, esta categoría geográfica (punta) solo se devela con una discreta pronunciación en el contorno costero por lo que haber apelado al detalle de la vegetación supone un recurso alternativo.
Ahora, ¿qué hay de especial en utilizar este grupo de árboles tan comunes en las costas de Cuba como un hito para la navegación? La respuesta la encontramos cuando fuimos al lugar en enero de 2018. Para un par de forestales curiosos era igualmente intrigante encontrar un topónimo que en apariencia nada tendría que ver con la vegetación dominante en todo el trayecto de la costa entre Punta Sabanilla (extremo oeste de la Bahía de Jagua) y Punta Oriental (extremo este de la Bahía de Cochinos).
Figura # 3. Fotografía satelital5 actual (en verano) de Punta Mangles Altos. Nótese el contraste entre el rodal de mangle rojo en la dolina a la izquierda y el resto de la vegetación típica.
Y en efecto, un rodal de mangle rojo, o un cayo de mangle al decir cenaguero, se distingue entre el Matorral Xeromorfo Costero y el uveral, formaciones vegetales6 típicas de esta porción del territorio centro sureño cubano. Esta particularidad radica en la visible superposición del bosquete de mangle sobre las otras formaciones y en el contraste de la coloración, siempre un verde intenso para el mangle, con el más tenue color del bosque circundante ya sea en periodo lluvioso, o en la época de escasez de precipitaciones (noviembre-abril), donde la pérdida foliar en gran parte de las especies del bosque xerofítico hace que el verde del manglar reluzca aún más.
La luz que palidece
Hoy punta Mangles Altos (N 22°02’43”; W 80°36’52”) no es más que un topónimo,7 por cierto, casi desconocido, que marca la división por la costa entre las provincias Cienfuegos y Matanzas. No obstante, tanto por sus valores naturales, como históricos, este fragmento de la geografía cubana debería restaurarse.
La prolongada sequía durante las últimas décadas, que afectó sensiblemente a la subregión natural Llanura de Zapata, de extensión de más de cuatro mil kilómetros cuadrados, supone un impacto negativo en la disponibilidad de agua dulce para el rodal de mangles en punta Mangles Altos, acentuado por las alteraciones8 que se han realizado en el sistema de irrigación natural que conforma esta llanura cársica de muy baja altitud sobre el nivel del mar, y además por los estragos ocasionados por huracanes en años recientes. Unido a esta situación está la constante presión de la comunidad por obtener madera para diversos usos. Otras dolinas (ver figura # 3) alrededor de la punta muestran señales de azolvamiento, de reducción drástica de su nivel medio de agua y, en el peor de los casos yacen totalmente desecadas.
Figura # 4. Rodal de mangle rojo en Punta Mangles Altos. Cienfuegos, Cuba. Foto CV.
Esta área debería estar sujeta a algún tipo de categoría de protección del patrimonio natural e histórico locales, pues la formación boscosa que le propinó el nombre está potencialmente en riesgo de desaparecer. Al hacerlo se reconocería la fragilidad del ecosistema y el compromiso por mantener vivo un sitio de alto valor cultural para la región.
Referencias
[1]Mapa de la Costa meridional de Cuba, José del Rio, 1805. Fragmento modificado. Fuente: Colección Cartografía de Cuba en: https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/cartocuba/es/micrositios/inicio.do
[2]Mapa Port of Xagua or Cienfuegos. 1886. Fragmento. Fuente: Centro de mapas y educación “Norman B. Leventhal” de La Biblioteca Pública de Boston, EE. UU. Consulta en persona, agosto 2019.
[3]La primera señalización marítima oficial colocada en este segmento de la costa sur de la isla de Cuba operó desde el 19 de marzo de 1851. Conocido como Faro de Villanueva fue erigido en Punta de Los Colorados, al Este del canal de entrada de la bahía de jagua.
[4]Carte Reduite de L’isle de Cube. J. N. Bellin, de 1762. Fragmento modificado. Fuente: https://www.davidrumsey.com/ Consulta, marzo de 2020.
[5]Fragmento de imagen tomada de https://landlook.usgs.gov/viewer.html fecha consulta: marzo de 2021.
[6]Clasificación de formaciones vegetales de Cuba. Capote, R.; R. Berazaín. 1984. En: Revista del Jardín Botánico Nacional, Vol. V, No. 2, pp. 27-65.
[7]También está la Ensenada de Mangles Altos, ubicada al este de la punta homónima, y que se extiende hasta Punta Sabanilla en la entrada de la bahía de Cienfuegos o Jagua.
[8]Para un conocimiento pormenorizado de estas alteraciones consultar el libro: Nuestro viaje a la Luna. La idea de la transformación de la naturaleza en Cuba durante la guerra fría. 2019. Reynaldo Funes Monzote. Fondo Editorial Casa de las Américas. Páginas 101-114.
Acerca del autor:
Dasónomo, Máster en Agroecología y Agricultura Sostenible. Graduado en la Universidad de Pinar del Río, Cuba. Ha hecho publicaciones sobre los árboles en revistas y periódicos locales.
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