Por: Harlem Eupierre
La ocurrencia del último entre varios hechos de vandalismo sobre algunos de los arbolitos plantados, en estos dos años y medio de existencia de Cienfuegos Verde, provocó la manifestación de repudio y desconcierto en muchos de los integrantes del grupo. Con razón, todos expresamos preocupación por la recurrencia de este tipo de actos incivilizados.
En mi reflexión sobre el asunto, repasaba los resortes psicosociales que pudieran conducir a una comunidad, al ciudadano corriente digamos, como lo somos Ud. o yo, a ejecutar acciones claramente antisociales, propias de elementos que escasamente pueden reconocer la belleza, en particular la belleza que hay en un árbol. Y la conclusión más potente que sostengo es que existe en esos otros, una desvalorización importante de los sentimientos y las razones de identidad cultural asociados a su propia comunidad y al espacio en que residen.
La batalla campal contra esos incultos tiene que centrarse, pienso, en subsanar lo que adolecen, más que en la imposición de los cuestionables mecanismos administrativos y legales que aplican en estos casos de visos salvajes.
Así, en vez de con la ira o el desaliento, me quedé conectado con una hermosa canción, compuesta y musicalizada por un cienfueguero y, que por mucho tiempo ha sido una de las piezas más icónicas en la cienfuegueridad. Me refiero a ¿Y tú, qué has hecho?, del palmireño Eusebio Delfín.
Este bolero, también conocido como En el tronco de un árbol, es una inobjetable bella canción de amor. Ahí lo tenemos, nada mejor con qué enfrentar a los malhechores, que el amor, el amor a la belleza. ¡Qué la desidia se torne en flor!
¿Y tú, qué has hecho?
En el tronco de un árbol una niña
Grabó su nombre henchida de placer,
Y el árbol conmovido allá en su seno,
A la niña una flor dejó caer.
Yo soy el árbol conmovido y triste,
Tú eres la niña que mi tronco hirió;
Yo guardo siempre tu querido nombre,
¿Y tú, qué has hecho de mi pobre flor?
Eusebio Delfín Figueroa (Palmira, Las Villas, 1.⁰ de abril de 1893-La Habana, 28 de abril de 1965). Compositor y guitarrista. Estudió violín y flauta, que luego abandonó para dedicarse a la guitarra y al canto. Su primera presentación en público se produjo en 1916 en el teatro Tomás Terry de Cienfuegos. En 1921 grabó con Rita Montaner, para la Víctor, Pensamiento, de Rafael Gómez. Las melodías de Delfín son siempre tonales; y sus obras el resultado de la espontaneidad de un autor popular tradicionalista.
Si bien Delfín alcanzó su popularidad con La guinda, no es menos cierto que toda su producción tiene una calidad sostenida, impregnada de giros melódicos estilísticos que lo hacen ser considerado uno de los grandes trovadores de Cuba.
Algunas de sus obras: ¿Y tú, qué has hecho? (1921), Qué boca la tuya (1921), Aquella boca (1923), La guinda (1923), El día de la caña (1925), Ansias locas (1933).
Fuente: Radamés Giro (2007): Diccionario enciclopédico de la música en Cuba. Tomo II. Editorial Letras Cubanas, 2007, pp. 14-16.
Acerca del autor:
Dasónomo, Máster en Agroecología y Agricultura Sostenible. Graduado en la Universidad de Pinar del Río, Cuba. Ha hecho publicaciones sobre los árboles en revistas y periódicos locales.
Buenísimo. Conozco de tu Amor.
Pero si algo me dió gusto, Harlem, fue escucharte interpretar ¿Y tú, qué has hecho? o En el tronco de un árbol. Genial! Ydespués cerrar con Luna cienfueguera, de Muñiz.
«Fusta recogerá quien siembra fusta; besos recogerá quien siembra besos».
José Martí