Por: Harlem Eupierre
Uno de los atractivos naturales más emblemáticos de Cienfuegos lo constituye la Laguna de Guanaroca. Situada relativamente cerca de la ciudad y justo en el camino a la popular playa de Rancho Luna, hace que sea difícil que al menos sus contornos o su salida a la bahía, no la hayan visto quienes se han aventurado por esos parajes.
La composición de las aguas de la laguna es muy variable, pues está determinada por el influjo de las mareas (vaciado/llenado) en el interior de la bahía de jagua, y por la fluctuante aportación de agua dulce desde su fuente principal de alimentación: el río Arimao. En general sus aguas son salobres y llegan a poseer una concentración salina siempre inferior a la verificada en los puntos más cercanos de conexión con la bahía.
La vía principal de ingreso de agua al acuífero se produce a través del arroyo homónimo, que tiene una extensión verdaderamente corta, dada la cercanía de la fuente primaria. Hace dos siglos atrás, según consta en la cartografía regional, existía en las proximidades otra laguna, llamada Urubicito, de menor escala y mantenía interconexión con Guanaroca. Hoy Urubicito es acaso un charco, y el mismo peligro que la exterminó se cierne sobre Guanaroca.
Los valores naturales que posee la laguna, junto con su valor cultural local asociado, hacen de este lugar un recurso de inapreciable valía paisajística, motivo de orgullo para los cienfuegueros y fuente de desarrollo autóctono a través del turismo de naturaleza.
El origen mitológico de la laguna
La leyenda de Guanaroca1 tiene como escenario esta región singular de la bahía de Jagua. Cuentan que los aborígenes de tronco aruaco que poblaron esta región tenían definidos en su cosmovisión que la deidad Guanaroca, hija de Maroya, la luna, se había desposado con Hamao, hijo de Huion, el sol y habían procreado al primer mortal, Imao. Guanaroca le profesó todo el amor maternal al punto que Hamao sintió un celo terrible.
La pena de Hamao lo llevó al delirio y terminó secuestrando al bebé, el que alejó de su madre mientras dormía, y lo colocó oculto en el monte dentro de un güiro. Al despertar la madre y buscar por instinto a su hijo amado, no lo encontró. Desesperada emprendió la búsqueda, hasta que el canto estridente de unas aves del bosque le indicaron donde podría estar el infante.
Ella, en ese instante de desespero, tomó aquel güiro conspicuo y constató su gran temor: encontrar a su pequeño inánime. Fue así como, desgarrada de dolor, dejó caer la vasija rústica y de ella brotó el agua que llena la bahía, y los peces y animales que en ella viven, y las tortugas más grandes formaron los cayos del interior y la península de Majagua donde se asienta la ciudad de Cienfuegos. Guanaroca, desconsolada, lloraba y lloraba, y con sus lágrimas se fue creando lo que desde entonces es la laguna que lleva su nombre. De ahí que estas aguas siempre sean salobres.
Una lágrima por Guanaroca
El espejo de la laguna de Guanaroca se ha ido reduciendo en los últimos dos siglos. Un análisis contrastado en la cartografía local nos devela la variedad de formas que ha ido adoptando a consecuencia de la reducción de su superficie de agua. La laguna ha perdido un tercio del área inicialmente conocida. Antiguamente, era un tipo de atajo fluvial2 que conectaba al interior de la bahía con el mar Caribe, a través de la desembocadura del río Arimao. Para este propósito en Guanaroca llegó a existir un embarcadero, inoperante desde hace más de un siglo por las razones antes expuestas.
Pero el problema no es solo superficial, estriba también en su volumen. Basta un recorrido por el lóbulo sur para percatarnos de la bajísima profundidad de las aguas. Esta situación junto a la lenta circulación favorece que el bosque de mangles avance hacia adentro de la laguna, a través de su especie “caminante”, el mangle rojo (Rhizophora mangle). La reducción de la profundidad efectiva de la laguna es una señal de que el problema está latente y que la amenaza de que desaparezca quizá solo sea cuestión de tiempo, si no se revierte la tendencia actual.
En la medida que el mangle avanza, se va estabilizando cada vez más el área a su alrededor, favorecido por la trama de raíces y la aportación de material vegetal y mineral. Luego, otras especies en la sucesión forestal van conquistando los nuevos espacios y usurpan el lugar antes ocupado por el árbol caminante, entre estas el mangle prieto (Avicennia nítida), la yana (Conocarpus erecta), el patabán (Laguncularia racemosa). Algo positivo habría que destacar y es que nuevas masas de bosques se van creando y con ello un hábitat idóneo para muchas especies de aves marinas que anidan en él como las garzas, pelicano, guincho, bijiritas, etc. Pero el costo ambiental es elevado toda vez que se le carga a la propia estabilidad y existencia de la laguna.
La causa fundamental de este triste fenómeno ha sido y continúa siendo la erosión de los suelos que, al decir metafóricamente del Cuarto Descubridor de Cuba, “desgasta a Cuba, como la lima al machete”.5 Este aporte de sedimentos transportados desde toda la cuenca del río madre, el Arimao, se debe a que las partículas del suelo, desnudo por prácticas agrícolas incorrectas, son arrancadas por las lluvias y transportadas en la escorrentía casi directamente hasta el cauce, pues buena parte de la ribera esta desprovista de bosques que absorban las aguas por infiltración y así retengan gran parte de los sólidos transportados. También las prácticas mineras agresivas con el medio (acopio y beneficio de arena) muy comunes en esta cuenca, provocan el vertimiento de un significativo volumen de partículas.
Pesquisas recientes6 realizadas por el Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos, arrojaron que en una parcela de muestreo en el Área Protegida “Guanaroca”, las estimaciones de pérdida de suelo, aun con cierta cubierta de bosque, son de 10 toneladas por hectárea anuales; volumen equivalente7 a casi 7m³, esto es literalmente, verter cada año un camión de volteo de suelo sobre las aguas de la laguna por cada “manzana” de superficie alrededor de la laguna.
El bosque ribereño, un aliado
Los bosques de las riberas son la protección mínima que debe existir para evitar que toneladas de suelo se pierdan cada año, con la consecuente reducción de la capacidad y disponibilidad de tierras para la agricultura, y la afectación de otros ecosistemas a lo largo de la cuenca. En general se estima que un centímetro cúbico de suelo8 tarde cien años en formarse, piense por un momento en esto y notará los millones de años perdidos que terminan azolvando nuestros ríos, embalses y acuíferos.
Situaciones similares a lo que ocurre en las riberas del rio Arimao, se evidencian en todas las otras cuencas extensas de Cienfuegos: Caunao, Salado y Damují. Este problema es serio, y hay que trabajar por mitigarlo de una vez.
Es entonces que, para salvar a Guanaroca, sea preciso atajar las causas reales que le afectan, pero desde una perspectiva holística, conditio sine qua non, y evitar así que se extienda, por supuesto, a todo lo largo y ancho de la cuenca del río Arimao. El infortunio de Urubicito no puede repetirse con Guanaroca.
Tributo de la descendencia de Guanaroca
Todos tenemos la responsabilidad de rescatar a Guanaroca, tantos las instituciones como cada uno de nosotros desde nuestra ciudadanía participativa. Una de las maneras más efectivas de involucrarse podría ser la plantación de árboles en cualquier tramo de la red fluvial del río Arimao. Desde Cienfuegos Verde estamos diseñando una metodología9 que podría ser adoptada por ciudadanos interesados en su aplicación.
Esta metodología, básicamente, se asienta en el fomento de arboles a partir de métodos y técnicas sencillas y de muy bajo costo. En esencia, cualquiera de nosotros puede plantar en la ribera una estaca de Guamá (Lonchocarpus dominguensis), majagua (Taliparis elatum), Guasima (Guazuma ulmifolia), cañabrava (Bambusa vulgaris), almácigo (Bursera simaruba) y de ceiba (Ceiba pentandra); como también podemos paralelamente, colocar algunas semillas dispersas de ocuje (Callophyllum antillanum), palo María (C. calaba), palma real (Roystonea regia), mangle rojo y algarrobo (Samanea saman) acondicionadas para garantizar su germinación en el campo. Adicionalmente, se ejecutarían acciones benéficas al arbolado existente, como pueden ser la eliminación de lianas opresoras o hierbas. Y también se podrían emplazar algunas barreras antierosivas sencillas. Lo importante es hacer algo positivo, porque esperar por mejores y mayores recursos o por que otros lo hagan, no va a cambiar la situación actual de amenaza sobre la laguna.
Afortunadamente, se ha venido haciendo desde la institución. En octubre de 1999 fue inaugurada oficialmente la Estación Biológica “Guanaroca”, que asumió el manejo del Área Protegida entonces recién creada y administrada por la Empresa de Flora y Fauna, y que tiene como elemento esencial a la laguna. Los bosques que se observan hoy, cuya especie dominante es el soplillo (Lysiloma bahamensis), principal en esta formación boscosa típica, tienen solo dos décadas de establecidos y ya disimulan los daños que hasta ese entonces venían acarreando la ganadería y la agricultura justo hasta el borde mismo de la laguna. Por otro lado, el flujo de agua que nutre a la laguna ha venido siendo avivado por la desobstrucción del arroyo, provocado por el azolvamiento y la posterior ocupación del mangle rojo. También se han realizado estudios sobre las aves y la dinámica del flujo de la laguna. Muchos profesionales han aportado a la causa del rescate de Guanaroca, pero hay dos que destacan: el Lic. Juan A. Nimo10, artífice del diseño del Área Protegida y la consagrada Ingeniera forestal Mileidy Almaguer, formadora de bosques y de colegas.
Referencias y Notas:
1. Adrián del Valle. 1920. Tradiciones y leyendas de Cienfuegos.
2. Varios mapas de los siglos XVIII y XIX, uno de ellos publicado por el naturalista, reconocido como Segundo Descubridor de Cuba, A. Humboldt[1], muestran erróneamente una isla bien delimitada, formada entre la entrada de la bahía de Jagua y la desembocadura del río Arimao, cerrando el perímetro en la laguna Guanaroca.
3. Plano del puerto de Cienfuegos o Jagua. Dirección de Hidrografía. 1879. Madrid. España. Consulta en línea: https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/cartocuba/es/consulta/resultados_ocr.do?id=32&forma=ficha&tipoResultados=BIB&posicion=7 Fecha consulta: feb. 2021.
4. Mapa elaborado a partir de foto satelital actual de Laguna Guanaroca. Landsat feb. 20. 2021. https://landlook.usgs.gov/landlook/viewer.html
5. Antonio Núñez Jiménez, 1965. La erosión de los suelos.
6. Sibello Hernández, Rita y Febles González, José. Estudio de la erosión de los suelos en áreas protegidas de Cienfuegos, utilizando Cesio 137 como radiotrazador. En Revista Nucleus, Dic. 2011. No. 50. P 31-35.
7. Como regla general se acepta que una tonelada de suelo común equivale a 0,67 m³, por tanto 10t = 6,7m³.
8. Para ilustrar lo que sería 1 cm³, piense en un dado que corre sobre un tablero de juegos de mesa.
9. La Metodología Alternativa para el Fomento de Fajas Hidrorreguladoras fue esbozada a partir de un estudio que sostuvo una tesis de maestría en “Agroecología y Agricultura Sostenible”, desarrollada por el autor de este artículo y discutida en 2009. Un resumen de esta podría ser consultada en: https://www.monografias.com/trabajos58/restauracion-bosques-riberenos/restauracion-bosques-riberenos3.shtml#xguas
10. Juan Andrés Nimo Fernández, lamentablemente fallecido en 2001, dejó una impronta valedera e inspiradora para muchos colegas.
Nota: Este trabajo es una producción original de Cienfuegos Verde.
Acerca del autor:
Dasónomo, Máster en Agroecología y Agricultura Sostenible. Graduado en la Universidad de Pinar del Río, Cuba. Ha hecho publicaciones sobre los árboles en revistas y periódicos locales.
Excelente artículo. Desde los orígenes hasta la actualidad de la Laguna Guanaroca, repasando el peligro que corre y , junta a ella, todos los cienfuegueros. Gratifica saber que Cienfuegos Verde diseña una metodología para conribuir a su preservación. Una vez más C.V pensando en el bien de la naturaleza, que es decir el de todos.
Felicitaciones al autor.
Gracias Mario por tu comentario. La Laguna de Guanaroca es un lugar màgico para mì. No solo por el valor natural y cultural que representa para un cienfueguero orgulloso de su tierra, sino que allì tuve mi primera experiencia en el desempeño de mi profesiòn. Aprendì mucho, con compañeros inolvidables.
Pero, como se trata en el artìculo que humildemente brindamos a nuestros lectores, Guanaroca està tambièn expuesta a muchos peligros; ademàs de los mencionados, te dirìa: conflictos entre la comunidad y la administraciòn en torno a la laguna, pues muchas familias que han residido allì por generaciones y que se han servido tradicionalmente de la pesca, captura de camaròn y ostiones, recolecciòn de huevos de garzas, acopio de leña y agricultura de subsistencia han seguido viendo a la laguna como su fuente primaria de sustento. Aquì es imprescindible que esta comunidad se integre consciente y armònicamentemente al manejo conjunto del ecosistema.
Y màs recientemente, la incoporaciòn del manejo turìstico tiene un impacto màs o menos adverso sobre toda la dinàmica de la laguna. Conozco que se estàn respetando los protocolos establecidos en el Plan de Manejo sobre la carga y caraterísticas de las operaciones, pero no deja de ser una preocupaciòn.
En fin Mario, hay mucho por hacer por Guanaroca y nosotros en Cienfuegos Verde podemos, modestamente, aportar nuestro àrbol a esa causa.
Gracias por tus palabras y tu compromiso con el verde para Cienfuegos.