Cienfuegos fue cuna y sepulcro de dos melodiosas calandrias. En la villa Santa Isabel de las Lajas, el 2 de noviembre de 1874 falleció Úrsula de Céspedes Escanaverino, poetisa bayamesa que residió en nuestra provincia, y fue llamada así por el Padre de la patria, Carlos Manuel de Céspedes al prologar su libro de versos Ecos de la selva, publicado en 1860. No menos notable, Ana Aguado Andreu, nacía aquí el 3 de mayo de 1866 y fue bautizada Calandria Cienfueguera por sus dotes musicales como soprano y pianista. Su talento lo conjugó con el activismo político, en la organización de veladas culturales para apoyar la causa independentista cubana.
Este 6 de mayo, fecha que marca el centenario de la muerte de Ana Aguado, algunos entusiastas de Cienfuegos Verde llegaron hasta el Cabaret Costa Sur y realizaron trabajos de cuidados al arbolito de jagua que crece en el lugar, loable manera de rendir homenaje a quien no perdió el vínculo con su ciudad natal ni el interés por su desarrollo cultural.
El 23 de octubre del pasado año se plantó esta jagua, que —por votación democrática— se nombra en honor a La Calandria Cienfueguera. En aquel entonces refrescamos el cansancio del día y celebramos el acontecimiento con cervezas durante el evento La mujer creadora, mas en esta ocasión, disfrutamos de un hermoso atardecer marino y de los niños del barrio retozando en la playita.
Una breve nota sobre la artista:
Ana Aguado Andreu (Cienfuegos, 3 de mayo de 1866-La Habana, 6 de mayo de 1921). Soprano y pianista. Fue una de las más notables figuras de la música cubana. Se formó musicalmente en España. De regreso a Cienfuegos en 1885 se insertó en los escenarios cultos de la ciudad, donde ganó gran prestigio por sus recitales. En estas presentaciones actuó con importantes músicos cubanos establecidos en la localidad tras la guerra, como el compositor y pianista Lico Jiménez y el flautista Ramón Solís, además del pianista y compositor cienfueguero y futuro suegro Tomás Tomás y De Clouet. Su familia, como muchas más en desacuerdo con la política española, se traslada a los Estados Unidos en 1889. Se casa con Guillermo Tomás, músico también, y ambos se integran al movimiento revolucionario. Ana fungió como eficaz organizadora de veladas patrióticas musicales con el fin de recaudar fondos para la causa cubana. Regresa a Cuba en 1898 y se establece en La Habana, en la plaza de profesora de música del Conservatorio Nacional de Música de Hubert de Blanck, donde impartió clases con los métodos más modernos de la época. Junto a su esposo colaboró en la organización de orquestas y bandas de música.
Lastimosamente su personalidad y música sigue siendo desconocida por las generaciones actuales.
Acerca del autor:
Arqueólogo
¡Bonito gesto!
Gracias a Luis, Àngel y Yordenis por desarrollar esta iniciativa en pro de la cultura y del verde cienfuegueros.
Desde Cienfuegos Verde siempre estaremos atentos a este tipo de actividades que realzan la cultura, desde nuestro compromiso a ser màs participativos.
Y lo hacemos a nuestra manera, unas veces plantando àrboles; otras , como esta, cuidando de ellos.
Gracias Cienfuegos Verde
Gracias Yandry por tu apoyo a la labor que se hace y seguiremos haciendo desde CV